Hoy es 23 de abril. Hoy es el Día del Libro. Hoy, estando como estamos todos metiditos en casa para tratar de vencer al COVID-19, llega uno de los días más importantes para nosotros, los amantes de los libros en todas sus formas. Ya seas un ávido lector, escritor de cualquier género, guionista de cómic, ensayista, amante de los librojuegos… Da igual. Hoy es tu día. Hoy es nuestro día y no habrá confinamiento que pueda evitarlo. Casi al contrario: el estar en casa forzosamente quizás no ha permitido leer y disfrutar más de nuestros libros, afrontar algunas lecturas que hacía tiempo que teníamos pendientes o descubrir algunas nuevas gracias a la ingente cantidad de creadores que se han lanzado a ofertar sus obras de forma gratuita.
En mi caso particular, apenas he logrado escribir ni leer nada. Llámalo ansiedad, estrés o simple desidia, lo cierto es que siempre que me sentaba ante el ordenador acababa enredado con las noticias, las redes sociales o tonterías varias. A pesar de llevar bien el confinamiento, he estado bastante disperso, como si mi mente aún buscara una normalidad que no llegará nunca. Porque nada va a ser lo mismo y todos, en el fondo, lo sabemos. La «normalidad» va a cambiar para nosotros, aunque no sepamos todavía muy bien de qué manera.
De momento, ya sabemos qué cambios sí va a haber: nada de ferias, ni presentaciones, ni encuentros culturales hasta 2021. Eso significa parar todas las actividades literarias durante casi un año, con lo que eso significa para escritores, editoriales y librerías, que han tenido que reinventarse para no perder su puesto de trabajo. Algunas librerías están repartiendo a domicilio para mantener un mínimo nivel de ventas; las editoriales están reduciendo su actividad al mínimo, reforzando las salidas de novedades en formato digital aún sin saber si podrán sobrevivir; los escritores siguen al tajo, escribiendo lo que pueden y promocionando vía redes, a pesar de tener un futuro incierto por delante.
Hoy es un Día del Libro raro, eso está claro. Pero es el Día del Libro al fin y al cabo, y como tal debemos celebrarlo. Hoy es un día para sentarnos en el sofá y leer. Es un día para entrar en el catálogo web de una editorial pequeña y comprar ese libro que llevabas tiempo deseando y de esta forma aportar tu granito de arena para que pueda seguir viva cuando todo esto haya terminado; es día de reseñar los últimos libros que has leído en Babelio, Amazon y/o Goodreads, de dedicar esos minutos que pueden ser vitales para el autor. Hoy es el día de pensar en libros, de vivirlos, disfrutarlos y sentirlos, de hablarles a nuestras hijas de esos títulos que nos marcaron a su edad (hace poco les di a leer a las mías «El fantasma de palacio» de Mira Lobe, un libro que leía una y otra vez cuando era niño, y les encantó), de retomar la escritura que el virus nos ha obligado a dejar de lado…
Hoy es, en definitiva, un día para reivindicar los libros en nuestras vidas. Hoy es el Día del Libro, amigos míos.
¡Larga vida al libro!